miércoles, 22 de julio de 2015

Políticas reparatorias. Algunas reflexiones.



En todo este acompañamiento que vengo haciendo al Registro de Ex Soldados Conscriptos de Malvinas, creado por Decreto y decisión política de quien preside nuestra legislatura Ing. Carlos Eduardo Rovira en el ámbito del Centro de Documentación de Derechos Humanos, el cual fuese instaurado también por él en el año 2012 bajo la órbita de la Secretaría Legislativa a cargo de la Dra. Cecilia Britto; pienso y reflexiono algunos conceptos que parten fundamentalmente de la vivencia.
Y los quiero compartir.


No soy abogada, quizás no puedo evaluar técnicamente las legislaciones comparativas entre provincias, o bien los alcances en cuanto a materia de Derecho Internacional, pero soy una persona sensible y militante que como cualquiera que lea esta nota se interesa o se preocupa por aquellas cuestiones sociales y las que como en este caso, tienen que ver con la historia argentina, también con la misionera, y tienen arraigo en los tiempos negros de la dictadura.
Uno podría decir que ellos -los exsoldados- cumplieron con un mandato constitucional que tenían que hacer la conscripción y en aquel momento la guerra "los llamaba" a cumplir como ciudadanos. También uno podría decir que "no estuvieron en la guerra", solamente fueron convocados y movilizados bajo bandera. Es verdad. Pero también es verdad que no era una decisión elegida. No estaban haciendo la carrera militar. No estaban preparados para la guerra, ni contaban con los elementos ni las herramientas para estarlo. Los que como yo, en aquellos tiempos ya éramos adultos lo sabemos... Todos y cada uno de ellos tiene su historia. Una historia particular. Sin embargo en todos los casos hay un antes y un después de ese hecho, nadie volvió a ser el mismo. Algunos no pudieron seguir estudiando. Algunos otros no consiguieron trabajo al regresar. La misma sociedad civil se encargó de excluirlos, porque podían estar alterados, porque no estaban formados aún en una profesión o simplemente porque "habían estado!". Casi como el conocido "por algo será" pensamiento civil muy común en los primeros años de dictadura cuando miles y miles de jóvenes estudiantes, artistas, científicos, docentes y obreros desaparecían o eran encarcelados en nuestro país. Nuestra misma sociedad hoy a más de 30 años de aquella época ha avanzado inmensamente en la reparación de derechos. Hoy tenemos otra visión, otra apertura. Somos un país ejemplo en Derechos Humanos en el mundo. Pero decía que cada uno de ellos tiene sus propias historias, sus dolores, sus logros también, aunque son los menos. La dificultad de reinserción en la sociedad les trajo otros problemas anexos, dificultades afectivas, muchos problemas físicos, gran parte tiene dificultades físicas y también emocionales por el entrenamiento recibido en la colimba. Recordemos entonces que las fuerzas armadas de nuestra democracia no son las mismas que eran en aquel tiempo. Recordemos que aquellas fuerzas armadas eran las que torturaban, hacían desaparecer personas y pretendían eternizarse en el gobierno liados y asociados a grandes intereses económicos de un gran sector del empresariado y a veces también en consonancia con un sector religioso. Hoy nuestras fuerzas armadas tienen hasta la materia de Derechos Humanos en la formación de carrera. Recordemos también que esa guerra de Malvinas no fue cualquier guerra, fue el caballito de batalla para la eternización del poder de un grupo dominante. Los jóvenes convocados y movilizados de entonces fueron objeto y botín de guerra real y literalmente hablando.
Entonces me pregunto qué hizo el estado luego de 1983 para hacerse cargo de aquellos que fueron sujeto de miedo, angustia, maltrato, lesiones, que sufrieron las vejaciones diversas de haber sido los conscriptos de aquel sistema viejo de las fuerzas armadas en situación de guerra? Mi pregunta aún no tiene respuesta. Solo algunas pocas provincias tienen una legislación que los contuvo, ya sea con una reparación económica o simplemente con un reconocimiento y una distinción que les diera nada más y nada menos que Dignidad.
Y no se trata de comparar méritos. Nadie pone en valor ni en términos comparativos a aquellos que fueron reconocidos como Veteranos, los que estuvieron en el campo de batalla. Para ellos mi agradecimiento como argentina. Mi respeto.
Aguardo con expectativa. Mientras tanto pienso.
Todavía faltan políticas reparatorias.

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